Es una cuestión que me rondaba hace meses. Tuve la oportunidad de preguntar a la Real Academia de la Lengua. Os dejo con la atinada respuesta:
El pretérito perfecto simple del verbo andar, como el de estar o tener, sigue en su formación el modelo de haber, cuya primera persona en el castellano medieval es ove (lat. HABUI > /aubi/ > ove med.`] > hube [esp. moderno]). Así, por analogía con el paradigma de haber, se crearon las formas no etimológicas estove, tove y andove. Junto a andove(que daría posteriormente anduve), en la Edad Media se registran formas como andude, analógica con pude, o como andide, además del perfecto regular, propio de los verbos en -ar, andé. Aunque muchos verbos sustituyeron sus conjugaciones medievales irregulares por conjugaciones regulares, algunos de los verbos más usados, entre ellos tener, estar y andar conservaron el modelo de haber y sus formas irregulares tuve, estuve y anduve respectivamente.
Por lo que respecta a la situación normativa en la actualidad, lo cierto es que la tendencia a la regularización de este verbo parece haber ganado terreno en la lengua poco formal de determinadas zonas hispanohablantes, lo que ha hecho que algunos de estos hablantes sugirieran una revisión de la norma tradicional. Sin embargo, cabe señalar que la norma que difunde la Real Academia es la que emana del uso culto general. Tal y como usted mismo puede comprobar, en nuestro corpus actual (accesible en nuestra página electrónica: www.rae.es > Real Academia Española > Banco de datos > CREA) las formas regularizantes se documentan en una proporción muy inferior a las irregulares, motivo por el que estas últimas se consideran las únicas normativamente recomendables en la lengua esmerada. Por ejemplo, para la tercera persona del singular del pretérito perfecto simple se documenta anduvo en un 99% de los casos, frente a un 1% de Äandó; la forma Äandé, por su parte, no se documenta en absoluto. Para el resto de las formas regulares, la documentación en ningún caso supera el 10%.
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